Hace unos días un amigo publicó algo sobre recetas para la felicidad en su blog de Facebook. Comencé bromeando por la extensión del escrito, pero a fin de cuentas lo leí. La nota trataba sobre las diferentes cosas que pueden hacer al ser humano feliz. El dinero, el sexo, el amor fueron mencionados como ingredientes esenciales en esa receta. Fue un escrito simple y no me cabe duda de que fue honesto. Muchas personas comentaron a favor de lo leído y dieron sus propias recetas. Creo que fui la única que no lo tomó tan en serio y no fue por falta de respeto, fue solo una broma entre amigos… digo para quienes están tan felices no deben tomarse siempre las cosas tan en serio, ¿no?
Luego de leer y releer la nota y los comentarios comencé a sentir extrañeza. Casi todos, incluyendo al autor de la nota, atribuían su felicidad a cosas ajenas a ellos. La familia, amigos, amores, dinero, fueron ingredientes repetidos en las opiniones de apoyo y, con excepción de uno o dos comentarios, nadie se incluyó como elemento principal en esa receta.
No tengo reparo en aceptar que cada una de las cosas antes mencionadas abonan a que nos sintamos mucho mejor; sin embargo, estoy convencida de que nada de eso nos da la felicidad. ¿Cuántas personas hay que teniendo familia no se sienten felices? ¿Cuántos conocemos que rodeados de amigos no encuentra la felicidad? ¿Cuántos teniendo millones de dólares siempre sienten que las falta algo? ¿Cuántos hay que compartiendo su vida con otro piensan que pudieron tener algo mejor? Nadie puede ser feliz si primero no ha decidido ser feliz.
La felicidad comienza por uno mismo, tomando la firme decisión de ser feliz. Parándote frente al espejo encontrarás todo lo que necesitas para dar ese gran paso. ¡Ahí estás, eres tú! Tú y nada más que tú tienes el poder, la habilidad, el talento y la capacidad para hacer de tu vida lo que tú quieras. El éxito, el sentirte realizado, vencedor y por consiguiente feliz es algo que debe tener su principio en tu interior. Esta decisión a su vez debe venir acompañada de una acción. Cambiar la actitud derrotista y de dependencia por una actitud de luchador e independencia. Toma las riendas de tu vida y no dejes que nadie ni nada la maneje. Sé honesto contigo mismo. Identifica tus virtudes y tus defectos para que fortalezcas esas virtudes y remedies esos defectos. Si te lo propones lo lograrás.
El dinero, la familia, los amigos, el amor… el sexo son cosas que nos alivian un poco la existencia en este mundo, pero nuestra felicidad no debe depender de ninguna de ellas, pues estas cosas pueden fallar o faltar. Deberíamos ser felices por lo que somos y hacemos y no por lo que otros nos pueda dar o esperamos que nos den.
Tremendo!
ResponderEliminar¡Huy! Verdaderamente buena la entrada. Me gustó mucho... y es algo completamente cierto, para ser feliz hay que proponérselo primero, pues la naturaleza del ser humano lo hace querer más mientras más tiene y al final de la vida jamás estuvo conforme y murió infeliz. Obvio, no hay que ser conformistas tampoco, como siempre digo... "La verdadera clave en esta vida es el equilibrio en las cosas" o, como dicen vulgarmente: "Ni muy muy ni tan tan".
ResponderEliminarSaludos Marisol. ^_^